¿Quién no ha visto el típico cuadro de angelitos en casa de algún familiar? Pues Pepa Plana se transforma en uno de ellos para llevarnos a conectar, por medio de las risas, con la cara más trágica del mundo en que vivimos. Apenas unas pocas palabras en el espectáculo harán que, como los buenos payasos, nos veamos reflejados  e interpelados. No todos los ángeles son iguales ni todos los paraísos están pintados del mismo color.

La crítica ha dicho:

"Pepa Plana nos adentra en el mundo de la comodidad de las risas para acabar sumergiéndonos en un momento de emoción intensa, de esos que te pellizcan las entrañas. Hay muchas cosas y muy buenas en este espectáculo: el juego incesante en escena, el latido tierno y sutil del corazón del payaso, el gesto, la mirada, la necesidad de comunicar. "Joaquín Melguizo, Heraldo de Aragón.