VALENCIA NEGRA: DELON NOIR

Alain Delon llegó al cine de forma casual y sin ninguna formación, tras una infancia solitaria, varios empleos como camarero y mozo de almacén y una temporada como soldado que le llevaría a la guerra de Indochina. Muy decepcionado con su casting para Christine (Amoríos, 1958), recibe una llamada de la productora diciendo que le dan el papel por su extraordinaria fotogenia. Su rostro anguloso y belleza extrema le llevan muy pronto a lo más alto del estrellato del cine galo. Conserva, sin embargo, su espíritu solitario y no entra en ningún sindicato ni comité de actores. Delon odia abiertamente todo lo que arrastra la profesión: periodistas, fotos, galas, cenas de negocios... “Sólo adoro una cosa: cuando el director dice 'silencio' y la cámara empieza a enfocar”.

No tardaría Delon en especializarse en el género de la violencia. Las películas de amor le aburrían y reconocía no ser un actor válido para la comedia. En una entrevista de 1971 declaraba: “Las historias de violencia están mejor escritas. Por eso me dedico a interpretar estas últimas”. También las dirigió y produjo. Cuando rodaba Borsalino en Marsella junto a Jean-Paul Belmondo, recibió visita de la propia mafia marsellesa exigiendo un tributo bajo amenaza de boicotear el rodaje. No obstante, Delon consideraba que cuando empezó su carrera la ficción era más fuerte que la realidad y por eso atraía a tanto público. “Hoy sucede al revés, de ahí esa tendencia a realizar films cada vez más oscuros”.

En colaboración estrecha con La Filmoteca, esta X edición de Valencia Negra reunimos en Delon Noir cuatro de sus títulos más emblemáticos. Respecto a Plein soleil (A pleno sol, 1960), su autora Patricia Highsmith afirmó que Delon era el cuerpo más cercano que Tom Ripley nunca tuvo en el cine. En Le samouraï (El silencio de un hombre, 1967), Delon trabaja casi exclusivamente con la mirada con uno de sus cineastas predilectos: Jean-Pierre Melville, quien insistió en el género policíaco porque, como él mismo decía, representaba mejor que ninguno la tragedia de este mundo. Les Aventuriers (Tres aventureros, 1967) y Deux Hommes dans la ville (Dos hombres en la ciudad, 1973) son dos muestras excelentes del imaginario de Jose Giovanni, escritor y cineasta que vivió de cerca el mundo del crimen e incluso estuvo en prisión. Un recorrido breve pero, en definitiva, apasionante con el que queremos rendir homenaje a un actor imbatible.

DANIEL GASCÓ