PAULO ROCHA ESENCIAL

La Filmoteca programa cinco películas, en nuevas restauraciones digitales, que recorren tres de las diversas etapas de la filmografía de Paulo Rocha, padre del Novo Cinema Portugués y uno de los grandes referentes de la cinematografía lusa y mundial.

Los verdes años (1963) es su primera película, un desolador relato de juventud marcado por el difícil encaje de dos emigrantes rurales en el paisaje urbanístico. Esta primera etapa es la más próxima al realismo, pero un realismo estilizado con ecos de Antonioni y Pasolini. En ella se inscribe también la imprescindible Mudar de vida (1966), que narra un trayecto inverso al anterior: aquí el protagonista regresa a su lugar de origen, en la playa de Foradouro. La película combina el relato de ficción con las imágenes casi documentales del duro trabajo de los pescadores de la región, mostradas a través de una bellísima fotografía. Rocha tardó treinta años en volver a Foradouro para filmar la que debió ser su tercera película. El río de oro (1998) tiene en común con el cine de sus inicios los paisajes rurales y la presencia de la cultura popular mezclada con el melodrama. Pero en esas más de tres décadas que separan Mudar de vida y El río de oro, su cine había ido por otros derroteros. Por eso El río de oro es una película heterodoxa, embrujada por fuerzas telúricas y mitológicas.

Entre ambas etapas se sitúa La isla de los amores (1982), considerada por Manoel de Oliveira como “la más bella película del cine portugués”. Completamente alejada del realismo de sus primeros títulos, su puesta en escena evoluciona hacia ese otro polo de la modernidad cinematográfica que se basa en la teatralidad y el artificio. Una obra operística en la que lo mítico y lo histórico se dan la mano para describir las pasiones y los duelos amorosos de un personaje de vida fascinante, Wenceslau de Moraes, cuyos pasos sigue Rocha también en el documental La isla de Moraes (1984).