Trasladar las prácticas y las palabras que han convivido conmigo estas semanas en más cuerpos. Multiplicar la experiencia y los balidos. Encontrar nuestro grito de pastora. Coreografiar un rebaño.
Trinar, rumiar, masticar. ¿Dónde colocas tus manos cuando paseas por el monte? Entrenar la mirada como el bastón que te ayuda a saltar las irregularidades. Implorar el llanto juntes como manantial que hidrate las tierras que ya se han secado.
¿Dónde estabas?
That mountain wasn’t there yesterday.
¿Dónde descansarán?
Mira sus dientes, te dirá cuantos partos ha soportado.
Un rebaño.
Una manada.
Una mañana.
Un charco.
Un vellón.
Un jirón.
Tu cara.
Tus manos sin nada.
Una borrega. ¿Para qué quiero un cencerro si no tiene badajo?
Encuentro para habitar las palabras y hacerlas campos. Traer el campo a nuestros cuerpos. El grito de la pastora como el bostezo del despertar. Acunarte en el rebaño. Convertir el artificio en natura. El grupo en rebaño.
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46002 València