València · 2003
Un enemic del poble
Henrik Ibsen. Versió de Juan V. Martínez Luciano. Pròleg de Carme Portaceli.
Teatres de la Generalitat Valenciana.
Idioma: Valenciano
ISBN: 84-482-3510-X
Signatura: LV197
Tipo de edición: Libros
Ibsen escribió UN ENEMIGO DEL PUEBLO en 1882, tres años después de CASA DE MUÑECAS, antes de PEER GYNT... Unas piezas profundamente comprometidas con su sociedad, llenas de reflexiones y crítica a las actitudes de una sociedad hipócrita, de doble moral. En todas ellas hay siempre personajes que defienden compulsivamente la justicia y la libertad y que, dadas las características del mundo que los rodea, son perdedores por principio, porque su lucha en la investigación de la verdad es casi imposible.
Es el caso de Nuera, el personaje pensante femenino (estamos todavía al siglo XIX) que se rebela contra la desigualdad de una forma visceral, reivindicando sus derechos sin ni siquiera saberlo.
Es el caso de Peer Gynt, que se rebela contra un mundo que somete al ser humano a un constante sufrimiento para ganar aquello que, por principio, le tendría que estar dado.
Y es el caso del Doctor Stockmann, firme luchador por la verdad y por la libertad de expresión. También él es un perdedor, porque luchar, en este mundo lleno de injusticias y de mentiras, para encontrar un lugar por el sentido común, es casi una batalla perdida.
La obra nos habla de un hecho que podría haber sido escrito antes de ayer, hoy y, desgraciadamente, mañana: trata de un asunto de aguas contaminadas, de unos intereses políticos (económicos) porque este hecho no salga a la luz; retracta una prensa vendida a los intereses de los grupos de poder, un cargo público con miedo de perder su poder... Y de cómo todas estas fuerzas, cuando se juntan, convierten un ser humano que persigue la verdad, en un enemigo del pueblo. Una vieja historia de la cual se ha hablado muchas veces, un paisaje muy reconocible por cualquier de nosotros.
El discurso político es evidente, el compromiso con la sociedad, también. La obra es un canto a la Democracia, un canto en la educación de las personas, un canto a la libertad de expresión.
(Todas estas piezas, todo este compromiso del autor con su sociedad, su crítica, su defensa de la libertad y de la igualdad, le costaron el exilio de Noruega durante muchos años).
Pero todavía hay una cosa que yo creo que al autor lo interesa más que todo esto, lo puedo leer entre líneas, está en todas las escenas, en todas: las razones personales que están detrás, las razones escondidas que impulsan a todos los personajes a hacer el que hacen; y como estas razones hacen que el hecho sea tal como es. Las envidias, el deseo, el interés, el miedo, la ambición, la venganza... Todo aquello de inconfesable que se disfraza de “razón” objetiva.
Esto hace crecer la anécdota y su lectura política, la hace transcender y la hace grande, la universaliza y lo acerca a todos nosotros, con todas nuestras miserias y todas nuestras grandezas.
Ibsen es, de verdad, un autor de los grandes.